Estaban dos locos en la habitación de un tercer piso del manicomio. Cuando el despertador hace notar su presencia con tremendo escándalo, inmediatamente uno de los dos locos se levanta y toma el despertador en sus manos y lo arroja por la ventana. El otro consternado le pregunta por qué hizo tal cosa, a lo que contesta:
Para que el tiempo se vaya volando.