Una vez un hombre iba caminando por la calle, y se tropieza con un señor que estaba redactando una carta con una máquina de escribir sentado en la acera de la avenida, y le dice:
¡Señor, el manicomio queda allá en frente!
Y el que escribía le respondió:
Disculpe, lo que pasa es que las oficinas están aquí afuera.