Llega Kung Fú de una larga travesía por el desierto, venía de estar en contacto con sus antecesores, cuando de pronto se ve que llega a la ciudad e ingresa a una tienda de zapatos y le dice al dependiente:
Por favor señor, deme unos zapatos.
A lo cual el empleado de la tienda contesta:
Sí con mucho gusto, ¿De qué número?
Y Kung Fú contesta:
Cualquiera, sí son para ponérmelos en el hombro.