Un pasajero le toca el hombro al taxista para hacerle una pregunta.
El taxista grita, pierde el control del coche, casi choca con un camión, se sube a la acera y se mete en un escaparate haciendo pedazos los vidrios.
Por un momento no se oye nada en el taxi, hasta que el taxista dice:
– ¡Mire amigo, jamás haga eso otra vez! ¡ Casi me mata del susto!
El pasajero, impresionado le pide disculpas y le dice:
– No pensé que se fuera asustar tanto si le tocaba el hombro.
El taxista le dice:
– Lo que pasa es que es mi primer día de trabajo como taxista.
– ¿y que hacía antes?
– ¡Fui chofer de carroza funeraria durante 25 años!