En un pueblito del sur de Alemania hubo una reunión del consejo municipal. Entre otros asuntos importantes se trataba de la adquisición de un bus escolar y una carreta para el cementerio para poder llevar los baúles a las tumbas. Por esta razón el consejo invitó también al sepulturero. Según el orden del día, primero se dialogó bastante sobre el bus escolar y su importancia de adquisición. El sepulturero siguió muy atento los diferentes aspectos sobre el asunto, pero como se hizo todo muy largo no podía vencer el sueño y cabeceaba frecuentemente. En la reunión pasaron al segundo punto el de la carreta para llevar los ataúdes. El concejal que estaba sentado al lado del sepulturero dio un empujón al durmiente y le preguntó por su opinión sobre el asunto. El sepulturero contestó pensando todavía en el bus escolar:
Caramba, ¿Y no pueden caminar como antes?