En un cementerio había unos fantasmas, uno era el soldado y el otro era jefe. Un día le dice el jefe al soldado:

¡Roba las almas de los mortales! ¡Roba las almas de los mortales!

Cuando terminó su temporada el soldado le dice al jefe:

¿Para qué quiere las almas?

Y el jefe le contesta:

¡No sé!

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