En un bar con poco éxito, entra un hombre a tomarse el desayuno:
Hola, buenos días, póngame un café con leche y una magdalena, por favor.
El camarero le pone el café con leche y la magdalena, que da la casualidad que coge una del fondo del cajón que llevaba más días hecha que la monalisa, y se la pone, el hombre echa el azúcar, remueve su cafecito, abre la magdalena, la pone en el café, y la magdalena hace, sssrrrurfchhh, y se chupa todo el café con leche, el hombre asustado deja la magdalena en el plato y dice:
Camareroooo, por favor póngame otro café con leche y a la magdalena ponle lo que quiera.