Manolo consiguió un pequeño trabajo en una obra de teatro en el que tenía que decir:
«Señor conde, eso fue el disparo de una pistola», durante tres meses estuvo practicando esa frase, ya tenía muy cansada a su familia. Cuando llegó el día de la obra, en el momento más esperado sonó un disparo, y Manolo dijo:
¡Qué carajo fue eso!