Llegó un borracho a la casa a las tres de la mañana y empezó a tocar la puerta. Cuando su esposa llega a la puerta, pregunta:

¿Quién es?

El borracho contesta:

¡Abran!

La esposa vuelve a preguntar:

¿Quién?

¡Abran!

¿Dígame quién es?

¡Abran!

Si no me dice quién es, no le puedo abrir la puerta.

¡Que, abran!

No señor, no le voy a abrir, y la mujer se fue de nuevo a acostar. Al otro día, cuando la mujer se fue al supermercado por la mañana, abrió la puerta y dijo:

¡Abraham, usted que hace en la calle tirado!

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