Iba un hombre por la calle y pasa al lado de una casa de locos que están gritando:

¡Cuatro, cuatro!

El hombre los oye y los locos siguen:

Cuatro, cuatro.

El hombre no puede esperar y mira por la valla de la casa, los locos le tiran un ladrillo y empiezan:

Cinco, cinco, cinco.

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