Había una vez una lorita que le gustaba mucho cantar, y el dueño de la lorita ya estaba cansado de ella y le dijo que si seguía cantando la iba a meter al horno y ella siguió cantando y él la metió al horno. Al otro día abrió el horno y la lorita dijo:
¡Ay que calor, ay que calor!
Entonces, el dueño le dijo que si seguía cantando la metía al congelador y ella siguió cantando y él la metió al congelador. Al día siguiente abrió el congelador y la lorita empezó a cantar:
¡Navidad navidad dulce navidad!
Muy molesto el dueño amenazó a la lorita que si seguía cantando la mataba entonces, la lorita dijo:
¡Nadie es eterno en el mundo ni teniendo un corazón!