Este es un borracho que va por la calle bien bebido y se da un golpe en la cabeza con una farola, entonces se va al médico y le pide algún remedio.
Ponga esta pomada el el sitio del accidente.
Pasan tres días y el borracho vuelve y le dice:
Oiga, que puse la pomada en el sitio del accidente y me sigue doliendo.
¿Pero usted se lo puso en la cabeza?
No señor, lo puse en la farola.