Una vez un carnicero agarra a un puerquito y lo ata a un árbol de pie y abiertico listo para descuartizarlo. El carnicero saca sus dos cuchillos y empieza a afilarlos, y bueno pues, cuando los dos cuchillos estaban bien afilados el carnicero empieza a caminar lentamente hacia donde estaba el puerquito, éste con una sonrisa temblorosa en su cara lo mira y le dice:

¿Ya me va a soltar?

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