Una monja que tenía hipo, va al médico y le dice al doctor:
Oiga doctor, tengo un hipo que no se me va.
Empieza el doctor a analizarla y le dice:
Usted está embarazada.
Se va la monja al convento y lo cuenta. Al día siguiente va la madre
superiora y le dice al doctor:
Pero, ¿Cómo le ha dicho eso a la monja?
Y le dice el doctor:
Si era para darle un susto, para quitarle el hipo.
Y dice la monja:
¡Pues el que se ha dado un susto es el obispo, que se ha tirado desde la torre!