Un Cieguito pedía limosna en una esquina. Pasa un turista y al querer colocarle la moneda en el jarro de metal, aquella pega con el borde y cae. El ciego se agacha y la introduce en el jarro. El turista lo mira y le dice:

¡Maldición! ¡Usted es un estafador! ¡No es ciego! Y anda engañando a la gente,

¡Sinvergüenza!

El cieguito mañoso responde:

Cálmese señor, sucede que el cieguito está enfermo y yo lo estoy cubriendo.

Ah, ¿Y usted a qué se dedica?

Yo soy el sordomudo de la otra cuadra.

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