Un atlante entra en una ferretería y pide un litro de pintura verde para pintar a su canario.

¿Qué? va a pintar de verde a su canario. ¡Está usted loco ?

No… es que no me gusta su color.

Pero no ve que lo va a matar?

¡Que va, hombre!

Pues yo le digo que sí. ¿Nos apostamos 300 euros?

Bien, apostamos eso entonces.

Al cabo de un par de días, el gallego vuelve a la ferretería con cara triste y le da los 300 euros al dependiente.

Y, ¿lo mató al pintarlo?

Pues no, se murió mientras intentaba quitarle la pintura antigua con la espátula…

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