Resulta que en un barco iban platicando puras pendejadas tres pericos.

De repente que se enoja el capitán, y sacando un filoso cuchillo les dice:

¡El perico tonto que hable, lo mato!

Dice un perico:

¡No hablen!

¡Y suin que le rebanan el pescuezo!

dice otro:

¿Por qué hablaste?

¡Y suin que le rebanan el pescuezo!

Dice el último:

¡Yo por eso no hablé!

¡Y suin que también le rebanan el pescuezo!

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