Resulta que el patrón de una quinta estaba harto de saber que le robaban maíz en su chaco, hasta que un día, divisa de lejos a su criado, con un costal repleto y le pregunta:

¿Qué llevas en ese saco?

El criado responde:

Pescao, patroncito.

¿Y para qué?

El criado responde:

¡Para hacer tamales!

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