Llega un borracho a su casa a las 4 de la mañana con una pesada caja sobre la espalda, en eso le grita a su mujer:

¡Vieja, vieja, ábreme la puerta!

La mujer rápidamente le abre la puerta, y le dice:

Pero, qué traes allí viejito.

En eso el borracho empieza a abrir la caja y saca 1, 2, 3, 4 llantas para carro y le dice a su mujer:

Mira lo que me compré.

La mujer sorprendida le dice burlonamente:

Ay viejo, ya andas bien borracho, para qué compraste llantas si tú ni carro tienes.

A lo que el borracho responde:

Mira, tú ni me digas nada, porque tú te compras sostén y yo no te digo nada.

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