Iba un hombre caminando por la selva, cuando de pronto lo rodearon un grupo de salvajes caníbales, y se les veía que no tenían muy buenas intenciones.
Ahora si, ¡Ya me llevó el demonio!, dijo el hombre.
En eso, el cielo se abrió, apareció un rayo de luz y se escuchó una voz:
¡No, todavía no!