Había una vez una señora que no le gustaba que le dijeran coja. Entonces, un tipo le apuesta a otro señor esto:
A que le digo a la señora un montón de veces, «coja».
El tipo que hizo la apuesta puso un montón de telas y le dijo a la señora:
Usted escoja, usted escoja, usted escoja, usted escoja…