Había una vez un hombre tan, pero tan tacaño, que un día fue a un bar a tomarse un trago, el muchacho del bar le sirvió el trago y de repente aparece una mosca. El hombre muy preocupado porque la mosca podía caer a su vaso, da unos manotazos, y justo le pega a la pobre mosca la que cae en el vaso, entonces, el hombre la toma de sus dos alitas y le dice:

¡Escupe lo que tragaste, escupe lo que tragaste!

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