Estaba una camaroncita arreglándose detenidamente, se maquillaba, perfumaba, y se vestía con sus mejores galas, cuando pasa un pececito y le pregunta:

¿Por qué tan feliz y tan elegante, camaroncita?

A lo que ella responde llena de orgullo:

Es que me invitaron a un cóctel.

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