Estaba un día Pepito y se le aparece una figura familiar en las puertas de su casa que le dice:

¡Soy la muerte y mañana a la medianoche vendré por ti!

Pepito ni se espanta ni se acongoja, continúa con su vida normal, sin embargo, al otro día como a las 10 de la mañana comienza a preocuparse, hoy la muerte viene por mi. Tratando de calmarse y pensando que todo fue un mal sueño, prosigue con sus actividades cotidianas, pero pronto lo asalta nuevamente aquella visita y alrededor de las ocho de la noche se vuelve a angustiar y después de pensarlo decide:

¡Me disfrazaré y me iré muy lejos para que la muerte no me reconozca!

Se corta el pelo a rapa, se pone 10 aretes en cada oreja, cuatro en la nariz, se cambia el traje y se pone un pantalón de mezclilla y una chaqueta de piel, y una vez transformado se mete al peor tugurio de la ciudad donde decide pasar la noche.

En punto de las 12 para su sorpresa, la muerte entra en el lugar, pasa al lado de Pepito pero no lo reconoce, este muy contento piensa para si lo logré, lo logré.

La muerte se la pasa dando vueltas por todos lados impaciente en busca de Pepito quien en silencio se burlaba de ella, cansada la muerte le pide al cantinero:

¡Un tequila doble! Anoche Pepito no se cómo le hizo pero se me escapó. Más esta noche no va a ser en valde, si dentro de 3 minutos no encuentro a Pepito me llevo a este maldito pelón.

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