Estaba el marido con su esposa en su casa cuando sonó el teléfono.

¡Riing, riing, riing!

Levanta el caballero el teléfono y dice:

Aló, aló, aló, sí, ¿Cómo? ¿Cómo?, no, no, no, aquí estamos en atlantilandia.

Y cuelga el teléfono.

Al momento la dama que estaba escuchando le pregunta:

¿Quién era amor?

Y él le contesta:

Era alguien que llamaba y que creía que estaba en Arabia, porque me preguntó que si habían moros en la costa, contesta tranquilamente el marido.

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