Esta era una vez una mamá pescado, con todos sus pescaditos.

Ya se le había hecho tarde, el invierno se aproximaba y todavía no habían emprendido el largo viaje hacia tierras más cálidas. Entonces les dice a sus pescaditos:

Apúrense, vamos a nadar mucho, por nada nos podemos detener, sino nos va a agarrar el invierno.

Empiezan el largo viaje y el más pequeño de todos le grita:

¡Mamá, mamá, mamá!

Y la mamá le dice:

No, ahorita no, apúrate que tenemos que llegar.

Después de un rato, otra vez el mismo pececito le grita:

¡Mamá, mamá, mamá!

No hijo, ahorita no, cuando lleguemos me dices lo que quieras, pero ahorita apúrate, tenemos que llegar.

Después de otro rato el mismo pececito le grita:

¡Mamá, mamá, mamá!

La mamá pez ya impacientada por aquel pequeño, le dice a todos:

¡Alto, alto!, y se dirige a su hijo más pequeño y le dice:

A ver, ¡Qué quieres?

Y el pequeño le contesta:

¡Mamá, es que tengo sed!

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