Era una vez que a un niño que le habían regalado una bicicleta y salió a estrenarla al jardín, en eso le grita a su mamá:

Mamá, mira sin una mano.

Y el niño siguió y siguió.

Mamá, mira sin dos manos.

Y al poco rato llegó con su mamá y le dijo:

¡Mamá, shin dientesh!

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