Era un granjero que tenía un loro como mascota, este lorito era tan, pero tan peleador y abusivo que andaba golpeando a todos los pollitos que encontraba. Hasta que cierto día el granjero harto de esta situación decide encerrar al loro con dos de sus mejores gallos de pelea, y haciéndolo así se retira a atender sus obligaciones. El loro encontrándose frente a estos dos matones enfurecidos se ve en el final de su pobre vida. Los gallos empiezan a golpear al pobre loro sin compasión. El lorito en medio de la golpiza sale disparado por una esquina aprovecha que uno de los gallos se distrae y le mete tremendo golpe por la espalda, el gallo enfurecido voltea y ve a su compañero junto al loro moribundo, y lógicamente piensa, este gallo se quiere pasar de vivo y le devuelve el golpe, de esa forma los gallos empiezan a golpearse hasta quedar muertos ambos tirados en el suelo ensangrentados.

Regresa el granjero, y se encuentra con el cuadro y pregunta al loro que estaba todo desplumado:

¿Qué pasó? ¿Qué hiciste loro?

Y el loro responde:

¡Bueno, así soy yo, cuando me quito el saco!

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