En una frutería estaba la persona que atiende, y llega un fulano fornido, alto y le dice al encargado:
Oiga joven, ¿Cuánto cuesta esta sandía?
Y el otro le contesta:
15 pesos.
Entonces, véndame media sandía.
No señor, no puedo venderle media sandía.
¿Pero, por qué, yo solamente quiero media sandía?
No puedo, porque si la parto se me pierde la otra mitad se pudre señor, le contesta ya enfurecido y sacado de onda. Entonces, dice con un vozarrón:
Déjeme decirle al patrón a ver que dice.
Entra a un cuartucho que estaba en el fondo del negocio, y no se dio cuenta que su cliente lo había seguido y le dice al patrón:
Jefe allá afuera está un tipo que quiere que le venda media sandía y lo mandé por un tubo, le dije que no se podía pero el muy terco necio, insiste.
El encargado le dijo a su jefe pestes del cliente, pero no se dio cuenta de que estaba atrás de él, y le toma el hombro.
¡Cómo dijo!, con voz de enojado.
Y el encargado dice:
Ah, mire jefe y aquí este joven quiere la otra mitad. ¿Qué dice, se la vendemos?