En la selva había un trampa, y en ella cayeron atrapados un león y un burro, y el león al ver al burro temblando de susto le dice:

Tranquilo viejo, yo no como burros, a mí me gustan los venados.

Y el burro se tranquiliza, pero pasaban los días y nada de comida. El león con hambre, el burro arrinconado en la trampa le recuerda que no le gusta la carne de burro, y el león contesta:

¡Sí viejo, pero hoy amaneciste con una cara de venado!

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