Dos chavales se encuentran a la mañana siguiente de una buena borrachera, y le dice el uno al otro:
Oye Juan, tío, ¿Qué tal llegaste anoche a casa?
Calla, calla, que me enganché una, sólo sé que me he despertado en mi cama, pero no tengo ni idea de cómo pude llegar. Por cierto, ¿Qué tal llegaste tú?
Pues yo iba perfectamente, hasta que doblé una esquina, y un tío me pisó las manos.