Diez de la mañana, suena el teléfono.
Hola, ¿está Juan?
No, se equivoca.
Cuatro de la tarde, suena el teléfono.
Hola, ¿está Juan?
No, se vuelve a equivocar.
Diez de la noche, suena el teléfono.
Hola, ¿está Juan?
No, ¡ya le he dicho que se equivoca!
Cuatro de la madrugada, suena el teléfono.
Hola, soy Juan, ¿han preguntado por mí?