¿Cómo va la caza, don José?

¡Formidable, señora, formidable! Las liebres de a miles. Había tantas que ¡pum! ¡pum! ¡pum! Disparaba y disparaba una vez y otra, y otra, y otra, y otra y ¡pum! ¡pum!

Pero y, ¿Cómo cargaba la escopeta?

¿Cargarla? ¡No me daban tiempo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *