Un chino llegó a Mexico pero no sabía hablar español, lo único que sabía decir era «chinito tota jamon» (traducido es «chinito torta de jamón»).
 
Estando en Mexico, entró a un restaurant y dijo:
 
¡Chinito tota jamón!
 
El mesero inmediatamente fue por su torta de jamón, y así pasaron los días y el chinito ya estaba harto de las tortas de jamón, y un día se le ocurrió una brillante idea y dijo:
 
Ya sé, voy a escuchar lo que pida el del lado, y eso voy a pedir.
 
La persona de lado pidió enchiladas, y el chinito dijo:
 
¡Ahh, enchilalas!
 
Al llegar, el mesero preguntó:
 
¿Qué desea?
 
Y el chinito contestó:
 
Chinito quele enchilalas.
 
El mesero dijo:
 
¿Verdes o rojas?
 
¡Chinito quele enchilalas!
 
Esto se repitió hasta que el mesero dijo en voz alta:
 
¡Verdes o rojas!
 
Y el chinito resignado dijo:
 
Chinito tota jamón.