Estaban unos loquitos en un manicomio. Todos ellos estaban gritando:

¡Ocho! ¡Ocho! ¡Ocho!

Otro loquito vio que los demás estaban gritando ocho, porque habían visto un hoyo en la pared.

El loquito por curiosidad se asomó al hoyo de la pared, y cuando se asomó, le picaron el ojo y los loquitos empezaron a gritar:

¡Nueve! ¡Nueve! ¡Nueve!

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