En un manicomio, estaba el loquito Ramírez paseando por el jardín y arrastrando un ladrillo amarrado de un lazo, a quien le decía:

Piss, piss, piss, vamos Fifi, vamos.

El siquiatra que lo atendía lo estaba mirando y pensó: «Este pobre Ramírez cada día está más loco» y se acerca y le dice:

Oiga Ramírez, ¿A quién cree usted que está arrastrando ahí?

El loquito le responde:

Pues, ¿No ve doctor que es un ladrillo? ¿O no me diga que no reconoce lo que es? ¿O es que está loco?

No, por supuesto que no, solo quería confirmar que usted sabía.

Y el doctor se va.

Luego que el doctor se va el loco le dice al ladrillo con una risa burlona:

¡Vamos Fifi, vámonos que ya lo engañamos!

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