Una vez entra un loco a una ferretería y le dice al dependiente:
Deme una libra de tabla.
El dependiente, sabiendo que las tablas se venden por pies o yardas se dice a si mismo, este quiere tomarme el pelo o cree que soy estúpido, pero le voy a seguir la corriente al loco este.
Seguido le dice el dependiente al loco:
Una libra de tabla, ¿Ah? ¿Se la pinto o se la envuelvo?
A lo que el loco le contesta:
¡No, démela así, me la voy a comer aquí mismo!