En una ocasión cierto tipo de mi barrio participó en una de esas promociones de mercadotecnia, donde el premio era nada más y nada menos que un viaje a las Vegas. El tipo ganó el viaje y de regreso se encuentra un amigo y esta es la conversación:
¡Hola, Pedro! ¿Cómo te fue en el viaje?
Fue maravilloso, hasta conocí un casino enorme, y aunque no me lo creas, quien juega en él, siempre gana.
¿Cómo es eso? ¿Todo jugador gana?
Sí, sí, a mí me pasó, fíjate, en esas máquinas tragamonedas uno inserta la moneda y gana, inserta y gana, inserta y gana.
¡Si tú no me lo cuentas no lo creo!
Claro, lo único es que no sé que voy hacer con tantas gaseosas.