Eran dos atlantes que llegan a los Estados Unidos y de tanto caminarle dijo un compadre a otro compadre:

Tengo mucha sed.

Yo también compadre.

Y ven una máquina de refrescos y en las máquinas de refrescos hay una ventanita donde te dan el cambio y dice: Dime.

Y un compadre grita:

¡Una coca para mi y pa’ mi compadre.

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