Llega Juan a la cantina y le dice a su compadre:

Oiga compadre fíjese que ya no aguanto a mi mujer, no debí casarme con una luchadora profesional, y ahora me maltrata mucho, si llego un minuto tarde me hace la quebradora, si llego dos minutos tarde me plancha, y si llego tres minutos tarde me da media hora de patadas.

Entonces, el compadre, viendo la situación de Juan le dice:

Juanito, tengo la solución para ti.

¿En serio compadre?, le dice Juan.

Sí compadre, métase a clases de karate y verá que se acaban sus problemas.

Gracias compadre, dice Juan, y se va a tomar sus clases de karate. Cinco meses después, Juan llega a su casa media hora tarde y se dice a sí mismo: Ahora si va aprender mi mujer a respetarme; toca la puerta con todas sus fuerzas, y cuando su mujer sale, Juan grita:

¡Iiiihhhhhhhhhhaaaaaaaa!, y la mujer contesta:

¿Ya qué?

¡Ya llegué querida!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *