Durante la cena anual de críquet había demasiado bullicio, y el orador invitado se quejó ante el presidente:

¡Con ese ruido, no alcanzo a oír ni lo que estoy diciendo!

No se preocupe, le responde éste en tono tranquilizador, no ha dicho nada interesante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *