Entra un borracho a una cafetería y pide el plato del día. Se sienta a comer y ya terminando, sólo le falta comerse una aceituna que por estar con tanto aceite, el borracho no la podía coger con el tenedor. Y la aceituna rueda para aquí, y rueda para allá. Dice el borracho:

¡Mesero! ¡mesero!, llevo media hora tratando de coger esta aceituna, y no puedo.

El mesero muy atento coge el tenedor y pincha la aceituna rápido y fácil. Y dice el borracho:

¡Así cualquiera, si ya yo la tenía cansá!

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