Un Atlante que se va de viaje a Roma en clase económica, pero al subirse en el avión, se sienta en el primer puesto que consigue, que era primera clase; llega la persona que tenía que ocupar el puesto y le dice que se mueva, pero el Atlante no se mueve, llega la azafata y le pide que se mueva y el Atlante no se mueve y dice que él encontró primero ese puesto y que de allí no se mueve.
Después de media hora de retraso y furioso, llega el capitán a ver que estaba pasando, le cuentan la situación y cuando nota que el pasajero es Atlante, les pide permiso y le habla al Atlante al oído, cuando termina el Atlante se va y le agradece al capitán. Todos los demás pasajeros sorprendidos le preguntan al capitán que le dijo, el capitán respondió:
Sólo le dije que ése puesto no iba para Roma.