Sucedió que un hombre que vivía en un lugar muy alejado de la ciudad le tocó ir a buscar repuestos para su automóvil y, por lo tanto, su único medio de transporte era su caballo. Llego a la ciudad y el jinete se vio rodeado de muchos niños que solamente habían visto los caballos através de la televisión.

El hombre llegó a la tienda de repuestos, bajó de su caballo, lo ató a un parquímetro cercano, entró a la tienda, compró lo que necesitaba y regresó donde había dejado atado al caballo, todo esto con el cuidado de no golpear a ningún niño de los muchos que se apretujaban para tocar el manso animal. Cuando regresó encontró a los niños a una distancia considerable del animal, mientras observaba con asombro se le acerca uno y le pregunta:

Señor, ¿Va usted muy lejos?

Sí, mucho, contesta el hombre.

Con lo que el niño pregunta de nuevo:

¿Y, cómo va a volver hasta allá?

Pues, en mi caballo.

¡Uhh! ¡No lo creo! Le dice el niño.

¿Por qué? Pregunta el hombre asombrado.

A lo que el niño le responde con tono de mucha seguridad:

¡Porque su caballo acaba de botar toda la gasolina!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *