Entra un gangoso en una farmacia y dice: ¿Me da un bote de sal de fruta? Y el dependiente responde: ¿Eno? Y el gangoso dice: No, vacío.

Están dos aceitunas escalando, y de repente se cae una de ellas y dice: ¡Dios mío!, creo que me he roto un hueso. A lo que la otra responde: ¡Pero eres imbécil, tú estás rellena de anchoa!

Va un señor a la óptica y compra unos anteojos para leer. Al otro día vuelve y le dice al óptico: ¿Me da unos antejos para leer? Pero ayer ya llevó unos. Sí, pero ya los leí todos.

Un día en un pueblito olvidado se encontraron dos indiecitos y uno le dice al otro: Compadre, vamos a la ciudad a buscar trabajo. El otro indiecito le contesta: ¡Vamos pues! Los dos indiecitos llegan a la gran ciudad de México y al pasar por el «Ángel de la Independencia» uno le dice al otro: […]

Una empleada pregunta: ¿Cómo debo avisar señor cuando sirvo la comida? ¿La comida está lista? El señor le responde: Cuando la comida es como hoy debes decir: ¡La comida asquerosa está servida!