Entra la llamada, ring, ring… ¡Aló! ¡Alá! ¡Aló, aló! ¡Alá, alá! ¡Aló, aló, aló! ¡Alá, alá, alá! Aló, aló, ¡yo estoy hablando en serio! Alá, alá, ¡yo estoy hablando en sirio!

¿Es la telefónica? Sí, ¿en qué puedo servirle? Es que el cable de mi teléfono me queda un poco largo, ¿podrían tirar desde esa punta?

Suena el teléfono de la casa de los Casimiro, la mujer contesta: Disculpe señora, ¿Está el señor Armando? Y ella contesta: No, apenas está leyendo las instrucciones.